DFIH - Tesis de Doctorado en Filosofía de la Educación
URI permanente para esta colección
Examinar
Examinando DFIH - Tesis de Doctorado en Filosofía de la Educación por tema "Análisis de Contenido"
Mostrando 1 - 1 de 1
Resultados por página
Opciones de ordenación
Ítem La comunicación social como oficio: análisis crítico a partir de la concepción de Xavier Zubiri(ITESO, 2013-06) Zamora-Puente, María Y.Vivimos en una época en la que los medios de comunicación social juegan un papel preponderante, ya no sólo como medios simplemente, sino como protagonistas mismos de una realidad social con todas las implicaciones que ello supone y constatamos cotidianamente en todos los campos de la vida. Sólo así se explican, por ejemplo, paradojas del poder en las que los medios de comunicación, lejos de abrir oportunidades para todos con su información son herramientas de poder y participan como aliados y difusores de intereses específicos del neoliberalismo extremo. La expresión “el cuarto poder”, referido a los medios de comunicación en el mundo, no es una fantasía, sino una realidad aplastante, que participa eficientemente en favor de los intereses de grupos específicos de poder, cuando podrían ser justamente los medios los que trabajaran por la conciencia como respuesta liberadora contra un sistema que privilegia el poder y el dinero. La conciencia de ser persona, individual, libre, con una voluntad que permita elegir y autodefinirse, es la manera de sustraerse al fenómeno de la aglutinación y el desvanecimiento de las notas básicas constitutivas del hombre, en aras de una sociedad uniformizada, fundada en la mercadotecnia. ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en estos momentos en el mundo? Sin duda, y lo subrayo, un papel determinante. Aunque sabemos de sobra que la información ha sido siempre una forma de poder, en todos los campos y no sólo en el periodismo, vale la pena subrayar que el auge mediático en el mundo adquiere en estas dos primeras décadas del siglo XXI proporciones nunca antes vistas. Es indudable que los medios son una forma de poder, pero es innegable también que el pueblo decide qué toma y qué desecha, y lo hace a través de la palabra, de los encuentros sociales en plazas y mercados, de la acción derivada de esta palabra en la dimensión social. en la actualidad, en el ámbito mediático, si bien la tecnología de los mass-media ha alcanzado niveles insospechados de desarrollo y, en consecuencia, grados antes inconcebibles de penetración, uniformización y masificación, también estamos siendo testigos del nacimiento de una tecnología de punta (los sistemas cibernéticos, computacionales, la red...) que está provocando ya un nuevo giro en las comunicaciones sociales, alarmante desde una perspectiva, pero al mismo tiempo, alentador desde otra, en cuanto significa la apertura de posibilidades para cualquier individuo hacia el campo de la comunicación libre, independiente de corporaciones, individual, hacia el mundo entero, con todos los matices que ello posee. Estamos hablando del fenómeno de las redes y la “autocomunicación de masas” que incrementa la autonomía de los comunicadores, lo cual, en un momento dado, puede ser motivo de que nuevos valores e intereses se expresen en el campo de la comunicación humana. Precisamente el fenómeno de las redes sociales evidencia el nuevo enfoque de los medios en tanto que mediaciones. No es la red “por sí misma” la que posee posibilidades enormes de comunicación, es, desde la cultura, la palabra que va y viene, convertida en pregunta, en encuentro con la alteridad, y construyendo así sentido entre todos los que de ella participan. Ante este panorama tecnológico de la comunicación social y ante la posibilidad de comunicación individual, espontánea de millones de seres que se sientan frente a un ordenador, ¿cuál es el sentido de una profesión como la del comunicador?, ¿en qué se diferencia el comunicador profesional del comunicador empírico que puede comunicar “todo lo que se le ocurra” en un momento dado a través de la red? Y sobre todo, ¿qué sentido tiene el oficio de la comunicación social, del periodismo específicamente, en esta circunstancia que vivimos, en esta segunda década del siglo XXI? Las preguntas que intento responder tienen que ver pues con la fundamentación primera de la comunicación humana: ¿Qué es comunicar?, ¿por qué el hombre se comunica?, ¿con qué objetivos?, ¿cómo nace un oficio? ¿qué significa poder, desde la antropología?, ¿qué es la libertad? ¿en qué momento se cuece la ética de la comunicación? ¿cómo podríamos atisbar a partir de estos terrenos antropológicos hacia la ética del comunicador? La pregunta por el fundamento de una ética para los medios de comunicación, y para el habitante del siglo XXI en general, nos conduce pues a los terrenos de la antropología en busca del sentido primero del privilegio de comunicar.